La queja, una maldición.

Titulo: La queja “Una maldición”.
 Tema: No temas, yo estoy contigo
                                  
                                 
Pasaje bíblico. (Números 14:1-10)

I. ¿Murmuras o te quejas frente a los gigantes de tu vida? vv1-3
Aquí en estos pasajes encontramos al pueblo de Dios Israel, murmurando contra Moisés y contra Aaron.
¿Que había pasado?
Ellos tuvieron un gran temor de las malas noticias que estos diez espías incrédulos habían traído he informado al pueblo de Dios, en el capitulo anterior observamos como ellos se reportaron ante Moisés diciendo v.v 26-33 estas palabras que en lugar de ocasionarles un reto les causo una derrota.
Para ellos en su contexto eran hombres muy grandes, teniendo en cuenta que el pueblo tenia la promesa de entrar en la tierra prometida Dt.1:21 a palear a vencer, amatar y ganar el suelo prometido pero con esfuerzo sabiendo que aquellos que vivían en esa tierra eran hombres dechados por Dios porque eran malos en gran manera. Hoy en día para nosotros como pueblo también de Dios los gigantes que enfrentamos son espirituales morales o hasta mentales, circunstancias muy difíciles de soportar malas noticias que los medios de comunicación informan, tragedias, acontecimientos. Y que muchas veces así como el pueblo de Israel nos asustamos y sentimos temor y nos intimidamos por el enemigo de nuestras almas. Y nuestros oídos empiezan a oír nuestra propia voz de queja o murmuramos de la circunstancias que nos rodea. La queja es una maldad muy grande que desagrada totalmente a Dios. Aun cuando pueda ser que las circunstancias pueden justificar la queja pues en el mismo momento en que nos quejamos o murmuramos perdemos poder en nuestras vidas.
Dios dio al pueblo de Israel la promesa de entrar en la tierra prometida, pero no les prometió que les seria fácil era evidente que tendrían que luchar fuertemente con los habitantes que Dios había dejado en aquellas tierras. Nosotras también como el pueblo de Israel Dios nos ha dado grandes promesas para beneficio de nuestras vidas, sin embargo tenemos que luchar vencer andar como hijas de Dios santas y amadas nuestros contexto es espiritual y quizá aquello que tengamos que matar es el orgullo, la soberbia, la rebeldía , el chisme talvez hasta el amor propio, enemistades, contenciones, maledicencias, carnalidad malos deseos, envidias ,malos pensamientos, desobediencia a la autoridad, prudencia en nuestro propio parecer .etc. El mismo Señor Jesucristo dijo: “En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he vencido al mundo”.
Cuando nosotras nos encontramos haciendo lo malo entonces dejamos de confiar en el Señor que es vencedor por eso el dice confiad, y no hagas lo malo, no te quejes, no murmures, etc.
En el libro de Santiago 5:9 encontramos una exhortación que dice: “Hermanos no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí el juez esta delante de la puerta”.

ll. ¿Te rebelas contra la autoridad puesta por Dios? v4
Ellos se rebelaron contra la autoridad de Moisés dijeron designemos a un capitán volvamos a Egipto.
Ellos no querían obedecer a Moisés ni creían que pudieran avanzar más. Por tal motivo se rebelaron contra Moisés y trataron de buscar a otros que los dirigiera en el mal camino.

En Romanos 13:1-2 dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas .De modo que quien se opone a la autoridad a lo establecido por Dios resisten; y los que resisten acarrean condenación para si mismos”.

Hermanas no nos rebelemos contra nuestra autoridad sea quien fuere, en la casa en el trabajo o la Iglesia debemos aprender a someternos en el temor de Dios y solamente así tendremos autoridad sobre quienes vamos a dirigir o guiar. El rebelarse es una consecuencia de la queja de la murmuración, cuando nos rebelamos contra la autoridad en ese mismo instante dejamos de confiar en el Señor Jesucristo. (Juan 16; 33)
ll. ¿Te quebrantas te humillas delante de Dios cuando pasas dificultades? vv5, 6 El pueblo de Dios, Israel, era muy grande sin embargo solo cuatro hombres en medio de tan grande multitud se humillaron, confiaron rasgaron su vestidura temieron a Dios, y no a los hombres. Así también nosotras debemos en circunstancias difíciles temer a Dios y no a los hombres, el temor a Dios nos produce confianza paz tranquilidad libertad y dirección.

El temor al hombre produce desvió del camino, desconfianza duda “incredulidad” sinónimos de queja o murmuración. En el salmo (56:3,4) dice así el salmista David: “En el día que temo yo en ti confío. En Dios alabare su palabra; en Dios he confiado; no temeré ¿Qué puede hacerme el hombre?” .

"No temeré a diez millares de gente que pusieren sitio contra mi "(Salmo 3:6) Moisés, Aaron Josue y Caleb expresaron con estas palabras: “Así que no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo porque nosotros los comeremos como a pan; su amparo se ha apartado de ellos y con nosotros esta Jehová; no los temáis”.

El Señor desea que nosotras seamos humildes de corazón temerosas de Dios que nos quebrantemos frente a su palabra expuesta o leída por nosotras mismas. Dios nos dice en su palabra que el habita en estos lugares específicos, Isaías 57:15 “Yo habito en las alturas y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu”.
Así que hermanas si queremos sentir la presencia de Dios en nuestras vidas nuestra actitud diaria será de humildad es decir de saber reconocer nuestros propios fallos en nuestras propias vidas, será de quebrantamiento voluntario ante Dios cuando escuchemos las predicas o leamos la Biblia tengamos temor y pongamos en obra la palabra recibida.
Cuando nosotras no nos quebrantamos voluntariamente Dios nos quebranta y nos humilla.
Conclusión:
Josué 1:3-6 “Yo os he entregado, como lo había dicho Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano y en gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se opone el solo, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés estaré contigo; no te dejare ni te desamparare. Esfuérzate y se valiente; por que tu repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual jure a sus padres que la daría a ellos”.

De: Lusbinda Florián R.